jueves, 4 de enero de 2018




¿POR QUÉ EL AZÚCAR BLANCO ES DAÑINO PARA NUESTRA SALUD?

El consumo de azúcar blanco ha sido ampliamente vinculado con enfermedades degenerativas, tales como cardiopatías, diabetes y el cáncer entre otras, así como a la obesidad, desórdenes digestivos, hiperactividad y caries dentales. Esto sin contar con el consumo de harinas de trigo, maíz y otros cereales que en el proceso digestivo se transforman en azúcar.

El azúcar que nos da la naturaleza no es pura. Viene acompañada de complejas combinaciones de enzimas, vitaminas y minerales, que permiten que el azúcar pueda ser asimilado y quemado fácilmente en el organismo y así darnos energía. Todo esto se pierde cuando se refina el azúcar (de lo cual queda la sacarosa). Entonces, el organismo se ve obligado a ceder reservas propias de vitaminas (en particular tiamina), enzimas y minerales, para asimilar la sacarosa o azúcar blanco; con la consiguiente alteración del metabolismo y funciones normales de los órganos que pierden dichos biocatalizadores, lo que conduce a la secuela de enfermedades mencionadas. El azúcar blanco, pues, no sólo no nutre, sino que literalmente le roba al cuerpo nutrientes que ya posee. Por si fuera poco, el blanqueo y pulitura del azúcar blanco requiere de algunas sustancias químicas como el ácido fosfórico (usado en la industria como corrosivo), de efectos perjudiciales para la salud.

Las grandes reservas de tiamina (vitamina B1) están en el corazón y el hígado; entonces cuando el consumo de azúcar refinado es alto, se requieren de cantidades extras de tiamina; ¿donde las busca el sistema?, simplemente en las reservas. Luego el corazón y el hígado no podrán cumplir sus funciones a cabalidad por la falta de tiamina. Las fallas hepáticas y cardiacas pueden conducir rápidamente a la hipoglicemia, debilidad general, incluso la muerte.

La tiamina se encuentra en forma natural en las frutas, en la caña de azúcar. El jugo de caña contiene azúcar, pero también tiene tiamina, por tanto no hay problema, allí no hay merma en las reservas del cuerpo. Todo lo contrario ocurre cuando se consumen tortas, galletas, azúcar sintética, cereales preparados con azúcar, café endulzado, helados, pudines, refrescos, golosinas y otros; introducimos al tubo digestivo grandes cantidades de azúcar para ser digeridos y nada de tiamina u otras vitaminas del complejo B, para ayudar al procesamiento.

Por lo tanto no es solo el temor a las caries dentales, es también el temor a las dolencias cardíacas, problemas endocrinos, nerviosos, el envejecimiento y la muerte prematura, lo que nos debería conducir a erradicar el vicio de consumir azúcar refinado. También se conoce que el beriberi se debe a la falta de vitamina B1 y el consumo de alcohol destruye la tiamina corporal; de tal manera que a los alcohólicos se les observa edema en todo el organismo.

Diversos especialistas han llegado a la conclusión, que el azúcar puede inducir al cáncer a través del siguiente mecanismo: La célula del organismo secreta productos de desecho llamados radicales libres. A través de las enzimas, neutraliza los efectos negativos de los radicales libres. Estas enzimas protectoras requieren de un balance adecuado de minerales para ser efectivas y cuando el azúcar reduce los minerales del cuerpo, las enzimas no son tan efectivas en su función de protección. Se incrementa entonces la presencia de radicales libres que pueden causar una reducción en la disponibilidad de oxígeno para las células, esto a su vez puede llevar a la generación de sustancias celulares cancerígenas.

El sistema nervioso consume grandes cantidades de azúcar y oxígeno, nuestro cerebro es el órgano más sensible a los altibajos del azúcar en sangre. La cantidad de glucosa en sangre debe estar en equilibrio con la cantidad de oxigeno sanguíneo. En una situación en la cual el nivel de azúcar en la sangre es relativamente bajo, tiende a hacer pasar hambre a las células del cuerpo, especialmente a las cerebrales. Cuando estos altibajos de azúcar se producen sobrevienen las crisis de nervios, los daños endocrinos a las glándulas adrenales, al páncreas, etc.

En las mujeres se presenta una ligera acidosis en los ovarios, y esto les produce dolores menstruales. En los niños produce: HIPERKINESIA, afección ésta que se caracteriza por una constante agitación e inestabilidad emocional, rabietas frecuentes, llantos, depresiones, etc., así como ANOREXIA (falta de apetito) no desean otra cosa que no sean dulces, caramelos y refrescos. También enfermedades alérgicas, ya que el sistema inmunológico se debilita.

En hombres y mujeres produce HIPOXIA (escasez de oxigeno en sangre) y por tanto vejez prematura y SENILIDAD.

El proceso digestivo del azúcar es realmente sencillo y, en pocos minutos unos gramos de sacarosa o almidón se han convertido en glucosa y pueden pasar a nuestra sangre. El organismo pone funcionamiento una serie de medidas de emergencia, para evitar la alteración de los niveles homeostáticos previsibles, es decir, el nivel de azúcar normal en nuestra sangre, tiene que estar dentro de ciertos márgenes, los cuales son registrados por el organismo, a través de quimioreceptores hipotalámicos, e inmediatamente el sistema nervioso desencadena las respuestas, es decir, da órdenes a las glándulas endocrinas (en especial el páncreas) para regular la glicemia. Pero si cada cierto número de horas, o minutos, estamos introduciendo azúcar en nuestro cuerpo, el organismo no puede responder adecuadamente a estos desbalances de la homeostasis. La sangre tiende a acidificarse con los excesos de azúcar y esto pudiera generar un coma diabético. Ello no ocurre mientras el organismo pueda deshacerse del azúcar sobrante. Nuestro cuerpo, integralmente, se pone en emergencia: trasforma el azúcar en glucógeno y lo almacena. Pero nuestro organismo no puede guardar cantidades ilimitadas de glucógeno. Gran parte del azúcar es trasformado en moco y desechado a través de la mucosa de los bronquios o intestinos. Otra parte es trasformado por el hígado en triglicéridos, es decir, grasa, manteca, cebo.

Nuestra resistencia al mundo microbiano desciende abruptamente y nos hacemos proclives a toda clase de virosis e infecciones bacterianas, micóticas y procesos autoinmunes o alérgicos.

La sacarosa que ingerimos a diario, perturba el equilibrio calcio-fósforo más que ningún otro factor aislado, de manera que sube el calcio en la sangre (produciéndose debilidad en los huesos y dientes) y baja el fósforo (llevando al individuo a sentirte débil, sin energía, sin fuerzas ni para soportar su propio peso). Cuando desaparece el efecto del azúcar hay un rebote del sentido contrario. Esta inestabilidad podría ser controlada por el organismo, si no se presentara tan frecuentemente. La relación entre calcio y fósforo debe ser mínimo 1:1, por lo tanto, al haber un exceso de calcio en la sangre, el organismo no lo puede asimilar, de manera que lo excreta por la orina, generando cálculos renales, o lo deposita en las articulaciones produciendo dolores, calcificaciones y artritis. Asimismo la relación del magnesio con el calcio (1:2), es indispensable para una correcta asimilación de este último.

Para que tengas una idea de la diferencia entre un alimento refinado y otro integral, compara el contenido en minerales y vitaminas del azúcar refinada con la panela, chancaca, raspadura, papelón o piloncillo, como también se le llama al azúcar integral en diferentes países.

PANELA AZÚCAR

Calorías:
220 400

Vitaminas B (mg por cada 100 g.)
B1 (Tiamina)
245 0

B2 (Riboflavina)
240 0

B3 (Niacina)
4 0

B5 (Pantotenato)
260 0

B6 (Piridoxina)
270 0

B7 (Biotina) o vit. H
16 0

Minerales:
Calcio
258 1

Fósforo
30 trazas

Hierro
8 0,04

Cobre
2 0,02

Magnesio
0,04 0

Cloruro
317 trazas

Sodio
90 0,03

Potasio
1500 0,5

¡Usa papelón para endulzar tus comidas y bebidas, o en su defecto, miel de abejas pura, que es cruda y muy nutritiva… y por supuesto con moderación!

FUENTE: de Rosina Albano
https://saludyvidanatural.wordpress.com/2010/12/05/%C2%BFpor-que-el-azucar-blanco-es-danino-para-nuestra-salud/
Obras consultadas La Revolución del Azúcar – Dr. Germán Alberti y Guía del Buen Comer – Carmen de Freites, Liria de Cifré, Frank Bracho

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