miércoles, 5 de junio de 2019




EL AGUA: NUESTRO PRIMER ALIMENTO

¿Será casual que nuestro planeta está compuesto por un 70% de agua? ¿O que la composición del agua del planeta sea muy similar a la composición del plasma sanguíneo? ¡Pues no lo es! La tierra es nuestra madre, la naturaleza es sabia. Al nacer, nuestro cuerpo es un 80% agua. En la edad adulta es aproximadamente un 70%, llegando en la vejez a un 60%. Aunque esta reducción es presentada como normal, no debería ser así. La realidad es que nos vamos secando, simplemente porque no bebemos suficiente agua. Es por ello que el agua debe ser nuestro primer alimento.

El agua es llamada el solvente universal. Para el desarrollo de las funciones metabólicas, pero también de las de reproducción, crecimiento o movimiento, es esencial la presencia de un medio acuoso. Además de su función solvente, el agua es un medio de transporte y un estabilizador térmico del organismo. La limpieza del medio interno se realiza principalmente a través del recambio de agua.

La recomendación general es ingerir de 8 a 10 vasos de agua al día. Sin embargo estos requerimientos se consideran para una persona sana. Cuando estamos enfermos, ya sean patologías complejas o una simple gripe, la ingesta de agua debe ser mayor, especialmente si estamos tomando cualquier tipo de medicamento.

El primer vaso de agua es conveniente tomarlo en ayunas, al levantarse. Nos ayudará enormemente, entre otras cosas, a la limpieza de nuestro sistema digestivo, concretamente a la evacuación, justamente a la hora cuando el intestino grueso está en su máximo pico de energía del día (entre las 5 y las 7am).

Muchas personas toman abundante cantidad de líquidos azucarados como gaseosas y jugos creyendo que cubren su necesidad de agua, cuando realmente la están aumentando, pues el organismo necesitará tomar agua prestada de las células para trabajar en la eliminación del azúcar y químicos, produciéndose una mayor deshidratación. Es necesario pues, tomar simplemente AGUA.

La temperatura adecuada para la ingesta de agua es la ambiental. Tomar agua de la nevera produce un desgaste innecesario de energía, pues el organismo debe calentarla para poder procesarla. Además el agua fría provoca digestiones incompletas, pues estimula la producción de moco en el estómago y endurece las grasas ingeridas, haciendo más difícil su digestión y eliminación. Si estamos acostumbrados a beber agua fría, podemos ir habituándonos poco a poco a ingerirla cada vez menos fría hasta alcanzar la temperatura ambiente. De igual manera, si actualmente ingerimos menos de la cantidad recomendada, el aumento debe ser gradual. De lo contrario, nos producirá asco, rechazo o incluso podríamos enfermar.

¿Que tendrás que ir al baño con más frecuencia? Es verdad, pero es también una oportunidad para estirar las piernas si tienes tiempo sentado, moverte y eliminar toxinas. A fin de cuentas ¡lo más importante es tu salud!

¿Sabías qué….?
La sed es una señal de alarma del organismo para indicarnos que ya hay deshidratación.
La mayoría de las personas soluciona sus problemas de estreñimiento ingiriendo la cantidad recomendada.
La falta de agua es una de las principales causas de la fatiga diurna.
Muchas personas sufren de infecciones urinarias o de cálculos, debido a su pobre ingesta de agua.
Beber un vaso de agua cada hora alivia la acidez y demás síntomas de la gastritis y la úlcera.
Muchos dolores de espalda, articulares, musculares y reumáticos son por deshidratación. Asimismo los dolores de cabeza y migraña.
Frecuentemente confundimos la sed con el hambre. Antes de comerte una chuchería, prueba tomar un vaso de agua.
Incluso nuestro estado de ánimo mejora cuando estamos hidratados.

¿Entonces qué esperas? ¡Levántate y tómate un vaso de agua YA!

Haz la prueba y notarás los cambios en tu salud.

FUENTE: de Rosina Albano
https://saludyvidanatural.wordpress.com/2011/02/15/el-agua-nuestro-primer-alimento/

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