martes, 10 de enero de 2023

DEL HAMBRE AL SOBREPESO EN UNA MISMA VIDA: EL NUEVO PANORAMA DE LA NUTRICIÓN

El mayor análisis anual sobre alimentación confirma que ya no existe un norte obeso y un sur desnutrido, sino que hay que fijarse en las inequidades dentro de las fronteras La fotografía se consolida. El mundo avanza hacia un panorama en el que las cifras de hambrientos se reducen tímidamente y el número de personas con sobrepeso aumenta a un ritmo preocupante. El mayor informe anual de nutrición resalta datos como que en el mundo existe la "asombrosa" cifra de 677,6 millones de adultos obesos y que 149 millones de menores de cinco años sufren retraso en el crecimiento. Los expertos lanzan dos advertencias: hay que mirar los datos más allá de las medias nacionales, para que estas no enmascaren las desigualdades dentro de las fronteras, y los ultraprocesados están llegando a lugares donde antes eran impensables. El estudio ha sido realizado por un grupo independiente de 18 expertos procedentes de universidades, institutos de salud, fundaciones y agencias de la ONU. "Este informe muestra una realidad más detallada en la que ya no solo analizamos las distinciones entre los países, sino también en el nivel regional. Hay gente que se está quedando atrás dentro de sus propias fronteras mientras otros avanzan", recalca Camila Corvalán, epidemióloga chilena especializada en nutrición y una de las autoras del estudio. Esa distinción entre un mundo subdesarrollado lleno de gente con hambre y otro rico, con ciudadanos con sobrepeso, se difumina. Ahora podemos encontrar población que sufre desnutrición en países de ingresos medios y sobrepeso en países pobres. La investigación no es cuantitativa, sino cualitativa. Es decir, que recoge estadísticas, estudios e investigaciones ya elaboradas para examinar la fotografía completa. Un panorama que se analizó antes de la crisis del coronavirus. "No se puede entender el sistema alimentario separado de lo que está ocurriendo, porque refleja los mismos desequilibrios que estamos viendo con la pandemia. Si un cuerpo no está bien alimentado y con los nutrientes necesarios, va a responder peor a la enfermedad. Y si, además, los sistemas sanitarios son precarios, aumenta el nivel de vulnerabilidad", apunta Corvalán. El estudio incluye 150 países en todo el mundo entre los que no se encuentra España, ya que solo se analizan aquellos con niveles significativos de tres indicadores: desnutrición aguda, crónica y sobrepeso. Por eso, quedan fuera 50 países, casi todos ellos de ingresos altos. Se trata de un informe que se realiza desde que en 2013 se celebrara la primera cumbre mundial de nutrición para el desarrollo y que está impulsado por Gobiernos, organismos internacionales, fundaciones filantrópicas y otras entidades. Las mayores disparidades se observan en países como Nigeria, Indonesia o India. Enormes territorios en los que conviven muchos contextos bajo el mismo paraguas. En la otra cara de la moneda, países como Perú, Argelia o Egipto muestran grandes avances en la reducción de las desigualdades. Ante estas distinciones, los especialistas se hacen una pregunta: ¿tiene sentido aplicar una misma política a nivel nacional? Los huevos en Burkina Faso La desigualdad ya no la marca solo el acceso a alimentos, sino que la dieta sea verdaderamente variada. El informe aporta otro dato interesante: una misma persona puede sufrir desnutrición y, años más tarde, obesidad. "Esto se explica porque en sus primeros años, no ha recibido nutrientes necesarios o, incluso, su madre no los ha ingerido durante el embarazo. Y después tampoco tiene acceso a alimentación saludable, sino a ultraprocesados o a una dieta poco variada", señala Corvalán. Desde 2010, el sobrepeso entre niños y adolescentes ha aumentado del 10,3% al 19,2% entre los niños, y del 10,3% al 17,5% entre las niñas. La desigualdad ya no la marca solo el acceso a alimentos, sino que la dieta sea verdaderamente variada. El infome señala que una misma persona puede sufrir desnutrición y, años más tarde, obesidad Lo ejemplifica el profesor Derek Headey: "Las calorías de los huevos en Burkina Faso, por ejemplo, son aproximadamente 15 veces más caras que las de los alimentos básicos con almidón como el maíz o el arroz, mientras que las calorías de los huevos en Estados Unidos son solo 1,9 veces más caras. En África subsahariana, los huevos, la leche fresca y los cereales infantiles son prohibitivamente caros para los pobres, aunque el pescado es relativamente asequible". "Todavía hay pocos datos sobre el papel de los alimentos procesados y las bebidas azucaradas en las dietas de los países de ingresos medios y bajos. Sí que tenemos datos de ventas de la industria y arrojan luz sobre cómo la compra de estos productos está cambiando en todo el mundo. Las ventas aumentan modestamente o disminuyen en muchos países de altos ingresos, pero crecen rápidamente en los países en desarrollo", aseguran los expertos en este informe. La doctora Corvalán puntualiza que, en este mundo globalizado, las industrias de ultraprocesados llegan a lugares a los que antes era imposible. Una de las investigaciones incluidas en el análisis refleja que los kenianos que compran en supermercados en lugar de los puestos tradicionales tienen un 7% más de posibilidades de desarrollar sobrepeso. "Por este motivo, incidimos en que en aquellos países donde la legislación es más laxa y hay menos controles, los Gobiernos deben implicarse más y establecer más controles de calidad", concluye. Otros datos La ingesta global media de sal para adultos (mayores de 25 años) se estima en 5,6 gramos diarios. Es ligeramente mayor en hombres (5,8) que en mujeres (5,3). Ha aumentado la presión arterial de 1.130.000 de adultos. Esto afecta a más hombres (597, 4 millones) que a las mujeres (529,2 millones). La diabetes afecta a 422,1 millones de mayores de 18 años. Las prácticas de alimentación de lactantes y niños pequeños siguen siendo deficientes. Menos de la mitad (44,4%) de todos los recién nacidos mama dentro de la primera hora de nacimiento (conocido como inicio temprano), mientras que solo el 42,2% de los bebés menores de seis meses de edad tiene lactancia materna. Alrededor de dos tercios (69,7%) de los niños de 12 a 15 meses y menos de la mitad (43,9%) de los niños de 20 a 23 meses son amamantados. Cuando se trata de alimentos sólidos, solo el 69,5% de los bebés de seis a ocho meses de edad comen alimentos sólidos. FONTE: PATRICIA PEIRÓ https://elpais.com/elpais/2020/05/08/planeta_futuro/1588949877_242633.html?rel=str_articulo#1609927315035

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