lunes, 9 de mayo de 2016




EL ESCÁNDALO DE LA VITAMINA C

La tomadura de pelo a la que se somete al consumidor ha llegado a su cota más alta. Leches fermentadas que prometen mantener nuestras defensas, complementos que dicen ayudarnos a estudiar, bebidas de belleza que aseguran embellecernos desde dentro, pastillas anti-envejecimiento y un largo etcétera. Ni los famosos lactobacilos, ni la fosfatidilserina, ni la jalea real, ni los macroantioxidantes, ni el resveratrol, ni la carnitina, ni el triptófano, ni el resto de mágicos ingredientes que forman parte de su composición han demostrado eficacia alguna.
El 16 de mayo de 2012 se publicó en Reglamento nº 432/2012 por el que se establece una lista de declaraciones autorizadas de propiedades saludables de los alimentos. Según dicho reglamento, al que he criticado duramente por basar las bondades atribuidas a un producto en las propiedades individuales de sus ingredientes sin tener en cuenta el perfil nutricional del conjunto del alimento, con adicionar solamente el 15% (a veces incluso un 7.5%) de la cantidad diaria recomendada de un micronutriente está permitido colocar infinidad de eslóganes científicos en su publicidad.

Este hecho ha llevado a la industria alimentaria a introducir en la composición de un producto infinidad de carísimos ingredientes milagrosos sin ninguna propiedad demostrada científicamente. Para cumplir la ley luego añaden una pequeñísima cantidad de una vitamina o un mineral que se encuentra en cantidades infinitamente superiores en alimentos corrientes como frutas, verduras, hortalizas, etc. Da igual que sea una hamburguesa elaborada con el peor aceite del mundo y totalmente desequilibrada nutricionalmente. Con llevar unos pocos miligramos de vitamina B6 los fabricantes ya pueden anunciar que su hamburguesa ayuda a mantener su sistema inmunitario. Con un par. Eso sí, por estos productos, cuyo valor real es de unos pocos euros, nos cobran un pastizal.

A lo largo de estos años les he mostrado infinidad de ejemplos de alimentos funcionales y complementos alimenticios que utilizan esta dudosa estrategia. Leches fermentadas que prometen mantener nuestras defensas, complementos que dicen ayudarnos a estudiar, bebidas de belleza que aseguran embellecernos desde dentro, pastillas anti-envejecimiento y un largo etcétera. Ni los famosos lactobacilos, ni la fosfatidilserina, ni la jalea real, ni los macroantioxidantes, ni el resveratrol, ni la carnitina, ni el triptófano, ni el resto de mágicos ingredientes que forman parte de su composición han demostrado eficacia alguna. Solamente vitaminas o minerales tienen informes positivos por parte de la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria.
Pues bien, dice la Ley de Murphy que cuando algo puede empeorar, empeora…y eso es lo que ha ocurrido aunque he de reconocer que se veía venir. Hace unos meses, usando como ejemplo la vitamina C, anuncié en una conferencia lo que podía pasar si no se ponía fin a este disparate. Como esta vitamina tiene atribuidas 14 alegaciones saludables estaba cantado que tarde o temprano aparecieran 14 tipos de productos en apariencia distintos pero que, de cara a su efectividad, son el mismo o casi idénticos.

En cada uno de esos productos se emplearía una de esas alegaciones saludables. En aquella charla también predije que cada uno de estos productos contendría una serie de moléculas milagrosas que tienen ninguna efectividad según el Panel de Expertos en Nutrición, Alergias y Dietéticos de la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria. Sin embargo, y para salvar la ley, estos productos tendrían una mínima cantidad de vitamina C.

Dicho y hecho. El mercado ya está repleto de infinidad de productos aparentemente diferentes pero que, sin la presencia de unos ridículos miligramos de vitamina C en su composición, no podrían anunciar muchas cosas que publicitan. A continuación paso a mostrarles algunos de esos productos con la correspondiente alegación saludable de la vitamina C usada en su publicidad. En algunos de ellos también aparecen otras vitaminas o minerales con alegaciones semejantes. En otros, ni eso. Eso sí, quiero dejar claro que todos los productos que aparecen aquí se ajustan a la legislación vigente y que la única intención es mostrar otras alternativas a su consumo.

La vitamina C contribuye al funcionamiento normal del sistema inmunitario durante el ejercicio físico intenso y después de este.
La vitamina C contribuye a la formación normal de colágeno para el funcionamiento normal de la piel.
La vitamina C ayuda a disminuir el cansancio y la fatiga
La vitamina C contribuye a la formación normal de colágeno para el funcionamiento normal de los huesos & La vitamina C contribuye a la formación normal de colágeno para el funcionamiento normal de los cartílagos.
La vitamina C contribuye a la formación normal de colágeno para el funcionamiento normal de los vasos sanguíneos.
La vitamina C contribuye a la protección de las células frente al daño oxidativo.
La vitamina C contribuye al metabolismo energético normal.
La vitamina C contribuye al funcionamiento normal del sistema nervioso.
La vitamina C contribuye a la función psicológica normal.
¿Qué les ha parecido? ¿Reímos o lloramos? .

Lo prometido es deuda. Pero para no ser yo el único indignado, antes de acabar este post les voy a dar tres datos escalofriantes. Léanlos y luego ustedes ya deciden lo que hacer con su estado nutricional y con su dinero.

1) Según los datos de la Encuesta Nacional de Ingesta Dietética que ustedes pueden leer en este enlace, la población española NO necesita tomar ningún suplemento de Vitamina C…vamos atiborrados. Los españoles tomamos, ni más ni menos, que entre un ¡¡191% y un 393% más que la vitamina C necesaria!!. Sin comentarios.

Fuente: Estudio ENIDE

2) Si este dato no les ha convencido y ustedes siguen empeñados en ingerir vitamina C extra les cuento una cosita. La CDR de la vitamina C es de 80 mg. El 15% con el que ya pueden publicitar una de las dichosas health claim son 12 mg. Pues bien, en una sola naranja hay 70 mg de vitamina C, 8 veces más de la cantidad mínima exigida de este micronutriente para poder publicitar que un producto. En otras palabras, ¡¡una naranja lleva vitamina C de sobra para publicitar todas esas health claims en una sola etiqueta!! ¿Qué me dicen?.

3) Pero si siguen “erre que erre” y no les convencen los datos nutricionales les cuento lo que le supone la ingesta de estos productos a su bolsillo. La suma de alimentos funcionales, nutricosméticos y complementos alimenticios que llevan cada una de las 14 health claims aprobadas para la vitamina C supera el centenar de euros. Una sola naranja, que según al EFSA les proporciona la suma de todas las propiedades referidas a la vitamina C que publicitan esos productos, cuesta 30 céntimos. Sobran las palabras.

FUENTE: Por Jose Manuel López Nicolás Ecoportal.net
http://scientiablog.com/

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